El destino le tenía reservada una maleta llena de historias y una vida repleta de viajes. Con la palabra y la imagen como aliados, Manena Munar lleva años contando aquello que observa, aquello que ve y que vive, en sus artículos y sus reportajes de viajes pero, sobre todo, en sus libros.
El viaje es su punto de partida y su destino. Por su objetivo han pasado los cinco continentes; cámara al hombro, ha retratado los colores de Tailandia e Indonesia, las luces de Shangai y Hong Kong, las cosmopolitas calles de Berlín y París, los encantos naturales de Ciudad del Cabo, las aguas turquesa de la Polinesia y los insólitos parajes de Zambia.
Desde hace años colabora con numerosos medios como ABC, La Razón, Paraísos, Viajeros, Navegar, Excelente o Gourmets, desde los que abre al lector una personalísima ventana al mundo. Lejos de la guía de viajes, lejos del periodismo de experiencias, Manena elabora unos singulares artículos para nómadas que hablan de lo insólito, de lo imprevisible, de lo sorprendente que, en todo viaje, implica el factor humano.
Asentada recientemente en Madrid, ha vivido en Washington, Varsovia y Manila durante años, lugares que ha sabido diseccionar a través de los personajes e historias de sus libros. En 2004 publica su primera obra, Y soplará el Amijan, una novela de costumbres situada en dos épocas de la historia de Filipinas, que se sumerge en la cultura y las tradiciones de este país de la mano de su protagonista Beatriz.
Acaba de presentar su última novela Sol de invierno. Una historia que habla de la Polonia de los 80 y de los cambios en Europa del Este a través de la vida de una pianista y de un concurso de Chopin. Y, mientras continúa transportando a los lectores de sus artículos a otros lugares, a otras mentes y a otros mundos, trabaja desde su casa madrileña en su tercer libro: una historia del mundo virtual titulada Parece que va a abrir.